Da Vinci, el músico

X




 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al "renacer" la valoración del arte, en el Renacimiento se ponen de moda los mecenas, es decir, personajes con poder que rivalizan en "fichar" para sus cortes los mejores artistas, científicos e intelectuales del momento (a cambio, a veces, de grandes sumas de dinero). Francisco I, rey de Francia, se hizo con los servicios del personaje renacentista por antonomasia, el viejo Leonardo da Vinci, que pasó sus últimos años en una mansión junto al castillo de la ciudad de Amboise, que no es otro que el de la imagen del cómic; su tumba está en el propio castillo. 

Castillo de Amboise, en Francia. Imagen tomada de http://travelbyanna.wordpress.com/

Probable autorretrato de Leonardo da Vinci (Wikipedia.org)

Cabe recordar que el versátil genio italiano (pintor, escultor, arquitecto, ingeniero, anatomista, botánico, filósofo, escritor...) también se acercó al mundo de la música. Aparte de escribir sobre la música y sobre los sonidos en sí mismos, se sabe, por ejemplo, que fue un gran intérprete de lira da braccio (es decir, lira o viola de brazo, antecedente del violín moderno). Puedes ver pintada una de ellas en la sección "En torno a los instrumentos".

Por desgracia, no nos ha llegado ninguna composición suya (si es que llegó a escribir alguna; ocurre lo mismo con sus esculturas), pero sí nos dejó diseñados y esbozados muchos instrumentos como lutier que también fue. Este simpático vídeo puede servirnos de introducción a esta desconocida pero fascinante faceta de Leonardo:

Veamos y escuchemos la moderna reconstrucción de su "viola organista":

Y una breve recreación sobre el juego de palabras en italiano que dejó escrito Leonardo a partir de las notas re, mi fa sol y la: L´Amore mi fa sollazar (el amor me da "solaz"; es decir: "consuelo", "placer"). En el vídeo está todo explicado clarísimamente:

Antes de acabar este epígrafe, volvamos a la viñeta comentada. Quiero que observéis, aparte de los criticables diálogos sexistas del cómic —los hombres hablan de caza; las mujeres, de ropa— la existencia, en manos de los intérpretes, de la curiosísima cervela a la izquierda y de un bajón a la derecha (el antecedente del fagot). El instrumento de en medio no se reconoce con claridad (¿una sencilla flauta dulce?, ¿un cornetto blanco?).

A propósito: Leonardo, al fondo del todo, es el único que está escuchando atentamente la música...

 

 

 

 

 

Vihuelas y cancioneros

X

 

 

 

 

 

 

Y llegamos a España. Sin violas da gamba en la viñeta, pero sí con un buen "gambazo": el instrumento que aparece no tiene mucho de vihuela, más parece un laúd renacentista como el de Dowland. Fijaos en la siguiente fotografía de una vihuela real:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fotografia tomada de Wikimedia.org

Como podéis ver, la vihuela es un cordófono pulsado como el laúd, pero de fondo plano. Y en absoluto se tocaba con arco (la vihuela de arco ya es otro instrumento). La vihuela de mano, o vihuela, a secas, se considera un antecedente directo de la guitarra moderna, y es un instrumento genuino del Renacimiento en España

De Luis de Narváez son muy conocidas sus "diferencias" sobre una canción popular llamada Guárdame las vacas. Se trata de una pieza muy importante, para la historia de la música, por ser uno de los primeros ejemplos conservados de "variaciones", entonces llamadas "diferencias".

Las variaciones son composiciones que vuelven bastantes veces sobre una misma idea musical, pero "variándola" siempre en algo: de ahí que cada una de estas "variaciones" sean "diferentes" entre sí (e igual que esta página web se plantea como variaciones en torno a un determinado cómic, que aunque a veces me vaya por los cerros de Úbeda, siempre acabo volviendo al guion general que nos marcan las viñetas).

También es famosa su transcripción para vihuela de los "Mil pesares" de Josquin (de Josquin, o de quien fuese). Milán la llamó "la canción del emperador" por ser la melodía favorita de Carlos V:

Lo de transcribir obras polifónicas fue cosa muy común entre los vihuelistas y, en realidad, entre cualquier instrumentista del Renacimiento. Miguel de Fuenllana transcribió, por ejemplo, el conocido villancico de Juan Vázquez basado en una melodía popular y titulado "De los álamos vengo, madre", que escucharemos primero (ante todo, observa con qué sutileza imitan las voces el "meneo" de las hojas: se trata de un madrigalismo en toda regla):

 

 

 

 

Portada del "Libro de Música para vihuela" que viene en el cómic, el Orphenica Lyra de de Miguel de Fuenllana (de imslp.org). 

Milán o Amat también son muy notables, pero prefiero dedicar el último vídeo de vihuela, volviendo atrás en el tiempo, a Alonso Mudarra y su alucinante Fantasía que imita el arpa de Ludovico (Ludovico fue un renombrado arpista de la corte de los Reyes Católicos). Se trata de una de las piezas más emblemáticas de todo el repertorio de vihuela:

Respecto al repertorio de los cancioneros, estos estaban repletos, ante todo, de dos tipos de obras: romances y villancicos polifónicos (como el ya citado de Juan Vázquez). Los segundos fueron, en la práctica, madrigales sobre poesías en español, y nada tenían que ver aún con los villancicos navideños actuales; los primeros se caracterizan por contener versos de carácter más narrativo; y cómo no, también siguen en su letra la estructura octosilábica de cualquier romance. El siguiente es un lamento por la muerte del hijo heredero de los Reyes Católicos:

El autor de este romance es Juan del Encina, sin duda una de las personalidades más interesantes del Renacimiento español. Aparte de compositor, Encina fue un importantísimo escritor de obras de teatro.

Conozcamos al menos un par de villancicos suyos, uno lento y otro alegre: Ay, triste que vengo (con ritmo de pavana) y el animado Hoy comamos y bebamos, que mañana ayunaremos (verdadero himno de los procrastinadores):

Tal vez os guste también conocer esta versión "actualizada"...

Junto a Encina, Victoria, Morales, Guerrero... la última gran figura que nos quedaría por comentar del Renacimiento español es la de Antonio de Cabezón, ante todo, conocido como organista:

¿Has reconocido la melodía en la que se basan estas diferencias? En efecto, son variaciones de la famosa pavana de Thoinot Arbeau, que está claro que fue muy apreciada en España. No ya por la versión de Cabezón, sino porque aparece traducida en el Cancionero de Palacio:

Los grandes polifonistas

X

Recuerda, con tu profesora o profesor, el concepto de polifonía musical, y a qué nos estamos refiriendo en concreto al hablar de la polifonía del Renacimiento, su edad dorada. Las chansons y los madrigales profanos también son polifónicos, pero, con "grandes polifonistas", los melómanos se suelen referir a compositores que destacaron en la música religiosa (fundamentalmente, misas cantadas y motetes).

El cómic destaca, ante todo, los tres autores que las enciclopedias acostumbran a encumbrar como los más importantes del pleno Renacimiento (los tres, a propósito, muy relacionados con Roma): Lasso, Palestrina y Victoria. También menciona a Morales, quien, junto a Guerrero y al propio Victoria, conforma el trío a su vez más celebrado de entre los polifonistas españoles. Por último, también dedica una viñeta a la policoralidad de los Gabrieli, a las puertas ya del Barroco.

Vayamos poco a poco...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Vista actual de Múnich y de su Catedral (Wikipedia.org)

Nacido en la actual Bélgica, Orlando di Lasso fue el músico más internacional del Renacimiento. Viajó por toda Europa y compuso en los más diversos estilos, trabajando también en Roma y asentándose finalmente en Múnich, al sur de Alemania, es decir, la zona alemana que siguió siendo católica tras la reforma de Lutero (ver el apartado de la Alemania renacentista). 

Como cuenta el cómic, Lasso es uno de los autores más prolíficos de esta época (con má de dos mil obras); por eso es muy difícil seleccionar alguna. Ya que ha salido la Capilla Sixtina, os propongo conocer el motete que compuso con la Sibila de Delfos como tema, la más famosa de entre las que allí mismo pintó Miguel Ángel. Se trata de una de sus piezas más tardías, con armonías muy "futuristas" por entonces...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Sibila de Delfos, de Michelangelo Buonarotti, detalle de la Capilla Sixtina (Wikipedia.org)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Capilla Sixtina de El Vaticano, pintada en su mayoría por Michelangelo Buonarotti (Wikipedia.org). A esta capilla se vieron vinculados, al menos en algún momento de sus vidas, Lasso, Palestrina, Victoria y Morales.

 

Giovanni Pierluigi da Palestrina trabajó directamente para la corte de los papas en Roma. Tuvo problemas con algunos de ellos por motivos artísticos y personales, pero su obra religiosa acabó siendo la mejor expresión musical de la Contrarreforma católica (que, para la liturgia, promovía la pureza de las líneas melódicas frente a las polifonías que hacían ininteligibles las letras).

El ejemplo más claro está en su misa más famosa, la llamada Misa del Papa Marcelo. Observa que se trata de un ejemplo perfecto de polifonía "homorrítmica": las voces suenan todas prácticamente a la vez, por lo que el texto se entiende perfectamente (quien entienda latín, claro; de todas maneras, te invito a que lo compruebes siguiendo la letra en la partitura del vídeo). Este tipo de polifonía es muy propio del Renacimiento (a diferencia de la polifonía contrapuntística propia de la Edad Media).

 

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Monasterio de El Escorial (Wikipedia.org)

Nos quedaba hablar del abulense Tomás Luis de Victoria, que también estuvo en Roma, en donde fue discípulo de Palestrina. Pero su obra más famosa es un réquiem que escribió de vuelta a España. Está escrito en la tardía fecha de 1603, en memoria de la ex emperatriz María de Austria, su mecenas en Madrid (es la del retrato del vídeo).

 

María de Austria era la hermana del rey Felipe II, que es quien aparece en el cómic con un sombrero (y no Victoria). El monasterio que aparece al fondo es el de El Escorial, en donde Felipe II estableció su corte. Hay que decir que Victoria nunca trabajó directamente en El Escorial, pero allí su música sí fue enseguida muy apreciada.

El texto de la viñeta cita a otro músico sobre el que no podemos pasar de largo: me refiero al sevillano Cristóbal de Morales, que pertenece a la época de Carlos V, el padre de Felipe II. Su impactante réquiem a cinco voces también es particularmente célebre:

El cómic habla además del gran organista Antonio de Cabezón, cuya audición dejamos para el apartado dedicado específicamente a España ("Vihuelas y cancioneros"). Pero no se acuerda de Francisco Guerrero, discípulo de Morales que suele citarse, junto a este y a Victoria, como uno de los tres compositores españoles más importantes del siglo XVI (o de todos los tiempos). Os propongo escuchar algo de su música religiosa pulsando aquí (se trata, para seguir en la misma línea, de su propia versión del réquiem). 

 

 

 

 

 

 

 

Hacia el final del Renacimiento, destaca la presencia en Venecia de las técnicas policorales auspiciadas por los Gabrieli. Aprovechando la arquitectura de la Basílica de san Marcos, tío y sobrino se hicieron famosos por jugar con las posibilidades estereofónicas que ofrecían los coros (y los instrumentos) colocados en diferentes lugares. Es algo que ya hacía Willaert y que llevaría al extremo Claudio Monteverdi, autor entre dos épocas que ya trataremos con merecido detenimiento cuando estudiemos el Barroco.

 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Interior de la Basílica de san Marcos en Venecia. Fotografía de Minerva Bloom en Fotopedia. Fijaos, a ambos lados, en el espacio en el que se colocaban, enfrentados, los coros (o también los instrumentos) de los Gabrieli. Ojo, en la foto solo están señalados dos posibles lugares: en realidad, hay muchos más. Podéis ver una foto de la fachada de esta Basílica en el apartado "Los madrigalistas".
 

Os dejo con un Magnificat de a Giovanni Gabrieli en el que podéis comprobar el juego de espacios sonoros al respecto de la colocación de los diferentes grupos de músicos (es un decir: se trata de algo que solo se puede experimentar in situ):

Los madrigalistas

X

 

En el apartado de Janequin vimos cómo el cómic citaba a Adrian Willaert como "el creador" de los madrigales italianos, influido por Janequin. No es cierto que Willaert fuese el "inventor" de este tipo de obras, pero la influencia de Janequin sí que se hizo notar, en él y en el resto de los primeros madrigalistas. 

Veamos un vídeo en el que se pueden escuchar dos ejemplos de madrigales tempranos: el primero, el famoso Blanco y dulce cisne de Jacques Arcadelt; el segundo, las Viejas brujas rencorosas del propio Willaert (a partir del segundo minuto y medio). Podéis seguir las letras traducidas con facilidad si pulsáis sobre el icono de YouTube y os fijáis en la información del vídeo:

 

 

Los madrigales eran composiciones para varias voces sobre algún texto poético. Al principio, a capella; con el tiempo, permitieron el acompañamiento instrumental (o incluso la sustitución de algunas voces por instrumentos). Surgieron en Italia y en italiano, pero debido a su popularidad también los hubo en otros idiomas. Por ejemplo, en inglés, como ocurre con el celebérrimo Ya llegó el mes de mayo, de Thomas Morley:

 

Los madrigalistas ya no se contentaban con representar onomatopéyicamente todo tipo de sonidos: su aspiración fue, cada vez más, la de representar simbólicamente el sentido de cualquier palabra (lo que se conocería como "madrigalismo"), o incluso del texto al completo. Sin ir más lejos, compara la alegría de esta última pieza, que celebra la llegada de la primavera, con el madrigal de Gibbons que encontrarás en la sección "Las lágrimas de Dowland" (que trata sobre la muerte).

 

 

 

 

 

 

 

 

Nuestro pajarraco viajero del tiempo está tocando un colachón, instrumento italiano de reminiscencias turcas. Por más que me he documentado, aún no he conseguido encontrar cuál es el extraño instrumento que sopla el personaje que está más a la izquierda en la siguiente viñeta (agradeceré ideas).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Basílica de san Marcos, en Venecia (fotografía tomada de Wikipedia.org)

El género siguió dos caminos. El primero fue el de los "madrigales dramáticos", también denominados "comedias madrigalísticas": la opción consistía en hilar muchos madrigales con letras relacionadas entre sí, con la idea de narrar historias más largas que además escenificaban con actores de por medio. Los argumentos se caracterizaban por el enredo constante, lo que los hizo muy divertidos y populares. Especialmente en la carnavalesca Venecia, en donde Orazio Vecchi estrenó la comedia madrigalística a la que se refiere el cómic:

El segundo camino que tomaron los madrigales fue el del expresionismo poético y musical, encabezando la vanguardia de las composiciones de finales del XVI y principios del XVII. A tal grupo pertenecen los de Luca Marenzio, citado por el cómic. Lo que viene al darle al play es una auténtica maravilla inspirada en versos de Petrarca:

O los de Gesualdo, tan extraordinario compositor como despreciable asesino:

 

 

 

 

Después, a propósito él le fue infiel a su nueva mujer y acabó asfixiando a uno de sus hijos. 

Este tipo de madrigales ultraexpresivos acabó enlazando directamente con el ideal barroco del Barroco del siglo XVII. Dejamos para cuando estudiemos este periodo los de quien fue quizás el mejor madrigalista de la historia: Claudio Monteverdi.

A danzar...

X

A la izquierda del todo, una chirimía. Al lado, un cistro. Un poco más a la derecha y al fondo, una flauta travesera (aunque son más propias del Barroco, ya existían flautas traveseras en el Renacimiento)

Es cierto que la Francia de finales del Renacimiento no pasaba por su mejor momento desde un punto de vista político y social. Sin embargo, a esta época pertenece una de las publicaciones más interesantes de todo el periodo: un manual de danzas recogidas por Thoinot Arbeau. Gracias a Arbeau tenemos el mejor testimonio de cómo sonaban y de cómo se bailaban las danzas del Renacimiento (y no solo de Francia). 

Imágenes tomadas del manual de danzas de Thoinot Arbeau, siglo XVI (de pbm.com)

Destacaremos tres tipos de danza renacentista: el branle, la pavana y la gallarda. El branle se baila en círculos o a partir de dos líneas paralelas; la pavana, con pasos muy lentos (hay quien cree que lo de "pavana" viene del andar elegante de los pavos reales); por último, la gallarda es, como su propio nombre sugiere, la danza más vigorosa (se reconoce, además, por su ritmo ternario).

Veamos sendos ejemplos  recogidos por Arbeau (ambos, de autores anónimos): el divertido branle de los caballos, una gallarda y la hermosísima pavana cantada Bella, que tienes mi alma, que merece ser escuchada aparte pulsando aquí.

Tal vez te animes a bailar alguna de las tres...

Las lágrimas de Dowland

X

 

 

 

 

 

 

 

Enrique VIII está tocando un cistro; y en la recepción del americano ante Isabel I, podemos ver un orlo entre dos instrumentos de la familia de las chirimías (antecedentes del oboe).

El sanguinario Enrique VIII hizo sus pinitos como compositor (si tenéis la curiosidad, podéis escuchar una de sus piezas pulsando aquí). Sin embargo, no fue él, como se creyó mucho tiempo, el autor de la melodía más famosa de todo el Renacimiento inglés, y una de las más versionadas de toda la historia de la música. Hablo de la hermosa Mangas verdes, que permanece anónima.

El siguiente vídeo, de la serie Los Tudor, fantasea en torno al momento en el que supuestamente la compuso, tomando notas laúd en mano; después, la pieza suena de fondo en el salón:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El cordófono que hay sobre la mesa no es un laúd sino un polifante, curiosa mezcla entre laúd y arpa que solía tocar la reina Isabel I. Entre los de viento, solo se distinguen con claridad el orlo, un cornetto y un sacabuche (ver el epígrafe de "Instrumentos de Praetorius"). En esta viñeta también podemos ver una viola da gamba y un virginal, uno de los teclados antecesores del piano.

En este álbum imaginario aparecen cuatro músicos ingleses de la época isabelina, o lo que es lo mismo, contemporáneos al gran William Shakespeare. Os propongo centrarnos, ante todo, en el que está llorando mientras toca la viola: John Dowland.

En realidad, aunque Dowland escribió para conjunto de violas, el instrumento para el que más compuso y con el que se hizo célebre como intérprete es el laúd renacentista. Escuchemos su melodía más famosa, una pavana titulada Lágrimas (a propósito, probablemente inspirada en alguna de las obras de su admirado maestro Marenzio: juzga tú).

Dowland tuvo tanto éxito con sus lágrimas que él mismo preparó dos versiones más: una para voz y laúd (con versos probablemente de él mismo) y otra para consort de violas.

Que Dowland esté llorando en el cómic no es ninguna casualidad: su música es casi siempre igual de melancólica, y no solo en las tres versiones de sus "lágrimas". Es algo con lo que él mismo bromeó en su pieza Siempre Dowland, siempre triste, que puedes escuchar aquí .

Pero quede claro, hemos dicho "casi siempre", no "siempre". De hecho, otra de sus piezas más conocidas es una gallarda. La escucharemos en la convincente versión a lo pop que hace unos años nos preparó el mismísimo Sting:

Antes de acabar con el epígrafe, conozcamos al menos una pieza de cada uno de los otros tres músicos destacados por el cómic.

De Orlando Gibbons es muy conocido El cisne de plata, otro ejemplo del entusiasmo inglés por el género de los madrigales (recordad el madrigal primaveral de Morley que escuchamos en el epígrafe anterior):

Thomas Tallis es hoy recordado, ante todo, por un impresionante motete a... ¡cuarenta voces!

¿Crees que son muchas? El récord de la polifonía renacentista puede tenerlo el italiano Alessandro Striggio, que en una de sus piezas ¡alcanza las sesenta! Es posible que Striggio influyese en Tallis, al que conoció en un viaje a Inglaterra.

El gran William Byrd, probablemente discípulo de Tallis, le compuso esta increíble elegía tras saber que había muerto:

A Byrd podríamos dedicarle una web entera... Destacaré al menos su pieza más conocida para virginal: una Batalla programática, como la de Janequin:

Comoquiera que el virginal sigue sin verse bien en el vídeo, ahí va una fotografía de un modelo similar:

Fotografía tomada de Wikimedia.org

Los instrumentos

X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Me encantaría disponer del original en francés para saber si se trata de una mala traducción, porque la verdad es que esta viñeta comete bastantes fallos: el virginal es un clavicémbalo (5), la bandurria está mal dibujada (parece más un orfarión), la cítara es más bien una tiorba, ya barroca; el clarinete y el fagot aún no estaban inventados, el trombón es un sacabuche (3), y tambor y pandereta son demasiado genéricos en su forma. Solo damos por buenos el laúd (1), la viola da gamba (6), el violín (8) y el orlo (12). Si bien, hay que tener en cuenta que los dos violines podrían ser liras da braccio. En fin, que mejor empezamos de cero...

Esta viñeta menciona algunos de los instrumentos que Praetorius (y no Pretorius) dibujó en un famoso tratado de 1615 (puedes verlo aquí), pero sobre todo, en un impresionante lienzo conservado en el Museo del Prado de Madrid: El sentido del oído, pintado por Brueghel "el Viejo" en colaboración con Rubens (y probablemente inspirado en los dibujos de Praetorius). Merece la pena que pulses sobre la imagen para verlo más grande y bucear en sus detalles. A propósito, fíjate en el "cuadro dentro del cuadro" que hay en la parte de arriba a la derecha, reconocerás al Orfeo de la mitología griega embelesando a los animales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El sentido del oído, pintado por Brueghel el viejo en colaboración con Rubens (Wikimedia.org).

Aparte de vestir por pudor a la laudista que hemos escogido como emblema, el cómic escoge solo algunos de los múltiples instrumentos representados, y añade otros. Observemos con lupa esta sección:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Clavicémbalo o clave (1), tambor de doble membrana (2), sacabuche (3), flauta dulce tenor (4), viola bajo o violone (5), bandurria renacentista o mandorla (6), viola da gamba (7), violín "de bolsillo" (8), violín polilobulado (9), chirimía (10), cornetto negro (11), lira da braccio (12), cornetto tenor o lisarda (13), flauta dulce soprano, de marfil (14), cornetto blanco o recto (15).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunos de los numerosos dibujos del célebre tratado de Michael Praetorius (imágenes tomadas de Wikimedia.org). Puedes ver más aquí.

Sirvan la viñeta, el tratado de Praetorius y el cuadro para hacer un repaso de los instrumentos que han aparecido a lo largo de esta página web y para conocer cómo suenan algunos más. 

Respecto a los instrumentos de cuerda, destacaremos:

-La viola da gamba (7), "viola de pierna" en castellano (aunque ya es más conocida en italiano),  que está representada cuatro veces más en distintos tamaños; a la más grande se la denominó violone (5). Es de los instrumentos que más ha aparecido en nuestro recorrido: tal vez, el vídeo en el que mejor se pueden apreciar es en el de la Elegía de William Byrd (en el apartado "Las lágrimas de Dowland"). A veces me he referido a ellas como "violas", a secas, pero no hay que confundirlas con las violas modernas.

-La lira da braccio (12), "viola de brazo" en castellano, el instrumento que tocaba Leonardo da Vinci. Aquí podemos ver y escuchar una (las melodías que suenan son de Lasso):

-El laúd, emblema de nuestra página web. Se puede observar con claridad en los vídeos sobre Dowland. Normalmente, para distinguirlo de otro tipo de laúdes, suele llevar el apellido de "renacentista".

-La vihuela, que vimos y escuchamos en el apartado dedicado a España.

-El virginal, que ya pudimos conocer también en el apartado dedicado a Inglaterra (en concreto, en la Batalla de Byrd).

-El arpa, que pudimos ver en el vídeo de Ay triste que vengo del conjunto Aquitania. Como suele ocurrir, también hay que aclarar que hablamos del arpa "renacentista" (puesto que, en realidad, arpas ha habido en todas las épocas). Os propongo escuchar cómo quedaría al arpa renacentista la célebre pieza que Mudarra compuso para su vihuela pero inspirándose en el arpista Ludovico.

-El clavicémbalo o clave (1) ya existe durante el Renacimiento, pero tendrá su auge durante el Barroco. Si queréis ver uno en acción, escuchad la pavana de las lágrimas en el arreglo que creó Byrd sobre la pieza de Dowland. Lo mismo ocurre con los violines, aunque en el cuadro ya podemos ver dos curiosos ejemplos: un pequeño violín polilobulado (9) y un violín de bolsillo (8).

-También ha aparecido algún cistro, un colachón y hasta un polifante. Pero prefiero antes presentaros el orfarión, curioso instrumento isabelino, repleto de curvas, que debe su nombre a la combinación de "Orfeo" y de "Arión", legendarios intérpretes de lira pertenecientes a la mitología griega. Con eso volvemos a escuchar la melodía de Mangas Verdes:

Respecto a los instrumentos de viento, destacaremos:

-El órgano, que ya escuchamos con Cabezón. Cabe señalar que los órganos renacentistas eran mucho más pequeños que los que vinieron después. En el cuadro, aparece uno detrás del clave (solo se ven sus tubos).

-El sacabuche (3), el antecesor del trombón de varas. Pudimos escucharlo y verlo, por ejemplo, en el concierto de Giovanni Gabrieli (al final del apartado de "Los grandes polifonistas").

-El bajón, antecesor del fagot, que también podemos ver en el mismo vídeo.

-El cornetto, a veces llamado cornetto negro (11); en el castellano de tiempos de Cervantes se conocía como corneta tuerta, pero la corneta actual de las bandas no tiene nada que ver (por lo que hoy en día, para no liar, se usa la palabra italiana). Lo interpreta, por ejemplo, uno de los miembros del conjunto que recreaba con música el juego de palabras de Leonardo da Vinci.

-Las flautas dulces (4 y 14), prototipos de las flautas renacentistas (pulsa en torno al minuto siete del mismo vídeo y verás una).

-La chirimía (11), instrumento de lengüeta predecesor del oboe, que aquí puedes ver acompañado de un cistro y otra flauta dulce (la pieza es del propio Praetorius):

-El orlo, que puedes ver, en dos modelos, de la mano otra vez de Praetorius:

No dejéis de visitar el canal del ocurrentísimo Eduardo Antonello (que es quien está a la izquierda del último vídeo): en él podréis ver más instrumentos en divertidos montajes sobre música renacentista. 

Josquin y su grillo

X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El francés y medio italiano Josquin Desprez fue el primer gran músico renacentista, y sin duda, uno de los más importantes de toda la historia de la música. Componía cuando le apetecía porque se lo podía permitir: tal fue su fama; conseguida en gran parte, a propósito, gracias a la imprenta de Petrucci. 

Me es muy difícil destacar alguna obra sobre las demás, pues todas son de la misma calidad. Desprez fue particularmente conocido, por ejemplo, por una simpática canción polifónica en italiano, muy cercana ya a los futuros madrigales: El grillo:

Josquin se mostró inigualable en la música religiosa, sobre todo en el género de los motetes. Podría escoger muchísimos ejemplos pero me quedo con uno que aparece en una película: Vaya con Dios; la escena es preciosa: en ella se aprecian perfectamente la naturalidad, la luminosidad y la apariencia de sencillez que por regla general buscaban los renacentistas (compáralo, por ejemplo, con la primera composición a cuatro voces de la historia, el Viderunt Omnes de Perotin, aún en pleno gótico medieval).

También fue un gran compositor de chançons, es decir, de canciones polifónicas sobre poemas en francés. La más conocida de entre las que se le atribuyen se titula Mil pesares (más conocida en francés antiguo: Mille Regretz). Puede que no sea de su autoría, pero puede que sí; en todo caso, se trata de una de las melodías más famosas de todo el periodo, famosa ya durante el propio Renacimiento.

 

La batalla de Janequin

X

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En 1515, Francisco I venció una importante batalla en Italia (junto a una ciudad entonces llamada Marignano). Se cree que Clement Janequin (con una ene, no con dos) compuso en recuerdo la más conocida de sus obras: La guerra (aunque el cómic la llame Batalla de Marignan). En ella escuchamos sus tan famosas y divertidas onomatopeyas. Os pongo el vídeo cuando comienza la algarabía (quien quiera escucharlo entero, que pulse sobre el logo de YouTube). Los intérpretes son geniales:

Junto a Josquin, Clement Janequin es el gran representante de la "chançon" francesa del Renacimiento. En el cómic se nombran implícitamente otras piezas suyas, pero, imperdonablemente, no está El canto de los pájaros (no hará falta explicar qué trataba de representar Janequin esta vez, sobre todo si inserto el quironómico vídeo siguiente para ser ejecutado a partir de la sección más ornitológica):

 

Ideas para ampliar...

X

 

Pues ya está. Se acabó. Pero solo por aquí. Ni imagináis todo lo que he tenido que contenerme para no seguir colgando vídeos: esto es únicamente una pequeña introducción, una gota de agua frente a todo un océano musical.

De Lasso, prueba con sus Lágrimas de San Pedro, pero no dejes de conocer su faceta humorística (tiene, por ejemplo, una pieza llamada ¡Hola! ¡Oh, qué buen eco!). Si te gustó Josquin, déjate impresionar por su Miserere, o con su Misa para el duque de Ferrara. Si te asombraron las cuarenta voces de Tallis, prueba con el tardomedieval Deo Gratias de Ockeghem, a treinta y seis voces; o mejor aún, con una obra recién descubierta de Alessandro Striggio que llega a las sesenta. Encuentra más versiones de los Mil Pesares (Morales tiene hasta una misa). O de las lágrimas de Dowland. Busca los madrigales profanos de Guerrero o Palestrina, el O vos Omnes y el Ave Maria de Victoria. Traduce a Janequin o a los madrigalistas en busca de madrigalismos. Degusta más villancicos y romances de Encina o de sus compañeros de cancioneros. No te pierdas Las tres Morillas, o el Ah, Robin de William Cornysh. Analiza más escenas musicales de Los Tudor, localiza otras coreografías, anímate a bailar, tocar o cantar alguna pieza... Y sobre todo, indaga otros muchos compositores valiosos que ni siquiera hemos nombrado.

 

 

 

 

 

 

retoque, reorden, recorte...

pertinencia interdiscipli... aparte de historia... tb monumentos

branle para bailar. belle que tiens ma vie para tocar

los gabrieli, al barroco

iré publicando más...

tye, in nomine

la claridad, las danzas...

Lo que renace

Los humanistas

Mecenas

Estilos internacionales

los madrigales

Maestro de capilla

la naturalidad, la luminosidad y la apariencia de sencillez que por regla general buscaban los renacentistas

ideal de claridad... experimentos homofonía y tal...

lutier

prolífico

sibila de delfos

 

 

los Gabrieli

cornysh

falala

tallis gibbons bird

miserere mei

más batallas...

morales mille regretz

resto de janequin

Ampliación: Milán, Amat

guerrrero:

polifonía

madrigal. tres morillas

dowland laúd solo

gibbons virginal

las batallas

tallis 40

striggio 60

contrapunto bestiale

lutero...

sobre instrumentos...

amplía praetorius

X

Probablemente te suenen los nombres de Leonardo da Vinci o de Michelangelo Buonarotti, los dos artistas más conocidos del Renacimiento. El primero de ellos, el autor de La Gioconda (el cuadro de la foto), también fue científico; como Copérnico (el que puso a la tierra en su sitio). Puede que sepas asociar a Gutenberg con la "invención" de la imprenta moderna (usada siglos antes por los chinos). Seguro que conoces bien a Colón (aunque no tanto lo sanguinario que fue con los americanos que "descubrió"). Quizás también te suenan los nombres de Magallanes o de Elcano (el segundo, quien dio la primera vuelta al mundo; Magallanes murió de camino). En literatura, a Cervantes y su Quijote (considerado también como barroco); o Shakespeare, con su Romeo y Julieta...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Gioconda de Leonardo da Vinci, también conocida como la Mona Lisa, escuchando música renacentista (imagen tomada y retocada a partir de Wikipedia.org).

Pues bien, en esta unidad vamos a estudiar más personajes del Renacimiento, aquellos que, desde el mundo de la música, alcanzaron una importancia equivalente a la de los anteriores en sus respectivos campos. Quédate con los siguientes nombres: JosquinLassoPalestrinaVictoria, Morales, Janequin, Gesualdo, Dowland, Encina...

El periodo renacentista es aquel que va desde mediados del siglo XV hasta principios del XVI. Se sitúa entre la larga Edad Media (siglos V-XV) y el Barroco (siglo XVII y primera mitad del XVIII). El Renacimiento es un fenómeno esencialmente europeo (y más concretamente, de Europa Occidental). Para nuestro tema, nos centraremos en los países a los que el cómic da más importancia: Italia, Francia, Inglaterra y España.

Fueron los propios humanistas renacentistas quienes pusieron nombre a su propia época. Para ellos, lo que tenía que "renacer" era la propia humanidad (de ahí, precisamente, lo de "humanista"); consideraban la época medieval como una época oscura, volcada en el irracionalismo religioso, sumida en la irracional superstición y en el miedo al pecado. Una época que, por tanto, había frenado los avances culturales de la Antigüedad grecorromana, también conocida como Antigüedad Clásica (del siglo V a.C. al siglo II, y en decadencia desde el III). También son los humanistas quienes, despreciativamente, le pusieron nombre a la propia Edad "Media" (es decir, aquella que estaba "en medio" de la época que tanto admiraban).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los humanistas propusieron con éxito lento pero progresivo la "humanización" de la sociedad (o mejor dicho, la "rehumanización"). Promovieron que la vida fuera un fin en sí mismo, y para ello, que el ser humano disfrutara de su estancia en este mundo. Hoy nos sorprenderá saberlo, pero en la muy religiosa Edad Media eso no se tenía tan claro: la vida se consideraba solo un simple paso previo hacia esa supuesta "vida después de la vida" en la que creen los religiosos.

Para garantizar el acceso a esa segunda vida espiritual, la vida de la tierra había que vivirla en función de un dios inventado siglos antes, no del ser humano de carne y hueso. Así, durante la Edad Media, por ejemplo, la ciencia (que estudia la realidad palpable y niega que las leyendas de la Biblia sean una fuente de datos válida para ello) estuvo seriamente obstaculizada; y no digamos el arte, que, para los fanáticos, si no era un medio a su servicio estaba destinado a la censura.

Esto no quiere decir que en la Edad Media no hubiera ni artes ni ciencias, pero sí que se desarrollaron con menos libertad —y aunque habría que matizarlo mucho y seguramente sea una exageración, hay quien asegura que, por ello, la Humanidad aún va con unos mil años de retraso—. 

Conocerás más detalles sobre este periodo tan importante de la Humanidad a través de la asignatura de Sociales (si no lo has hecho ya) y, con suerte, de muchas otras (Lengua y Literatura, Plástica, Tecnología...). Aunque esta época también tiene su parte "oscura" —la masacre de la recién "descubierta" América, el absolutismo monárquico que hoy diríamos dictatorial, los asesinatos de científicos e intelectuales que siguieron viniendo desde instituciones religiosas y políticas...—, lo cierto es que el Renacimiento trajo consecuencias muy positivas que todavía hoy siguen influyendo en nuestras vidas.

Por un lado, el avance imparable de la ciencia, desligada de la religión y de otras supersticiones. El racionalismo y el empirismo renacentistas desplazan a la astrología en favor de la astronomía, mejoran impresionantemente las herramientas de navegación y los conocimientos geográficos; mejoran la medicina (la anatomía estaba perseguida durante la Edad Media), la biología, la física, la química...

El renacentista es, ante todo, un curioso. Y quiere que sus descubrimientos y sus creaciones beneficien a la Humanidad, la hagan progresar. Por eso quiere conocerlo todo, crear cosas nuevas a partir de lo que aprende y luego difundir lo que ha creado para que otros vuelvan a hacer lo mismo. Por eso hay un invento que simboliza esta época a la perfección: la imprenta de Gutenberg. En realidad no era un invento totalmente nuevo, pero es lógico que sea esta época la de su gran expansión en Europa. 

La imprenta posibilita que los libros sean más baratos y por lo tanto más rápidos de difundir. Y no son solo papeles impresos los que empiezan a circular por todo el continente: son conocimientos, actitudes, ideas. Aunque con muchas reservas, la libertad de expresión empieza a abrirse paso.

La situación es muy diferente a la que prevalecía a comienzos de la Edad Media, cuando las autoridades religiosas se dedicaron a promover la quema de bibliotecas enteras. Los renacentistas, deseosos de un mundo más abierto y conectado entre sí, habrían inventado Internet si les hubiera dado tiempo. De hecho, Internet y la Wikipedia terminaron formando parte de este mundo gracias a que, en cierto modo, seguimos siendo muy renacentistas (en cierto modo, insisto, que en otras cosas seguimos siendo muy "medievales" en el peor de los sentidos).

El humanismo significó además una liberación para la creatividad artística. Los libros que se quemaban en la Edad Media también eran de literatura, dibujar según qué cosa podía considerarse un pecado, o hasta bailar o tocar instrumentos musicales (y todo ello, peor aún si eras una mujer). La intolerancia artística no cesó en el Renacimiento; de hecho, llega a nuestros días... pero, desde luego, se empezó a frenar.

Así, las artes florecen en ese momento como no florecían en Europa desde la época gregorromanaLa ciencia humanista ayudó directamente a ello: a través del estudio de la perspectiva en pintura, de las proporciones en escultura, del dominio de la ingeniería en arquitectura, del de la armonía en la música, etc. Ante todo, del valor del disegno previo, del "pensar antes de hacer", de la idea como aspiración.

Esta idea, en concreto, no fue otra que la idea de belleza que ya tenían en la Grecia y la Roma clásicas. Los siglos siguientes vieron cambiar el concepto particular de belleza que persiguió cada época posterior (Barroco, Romanticismo, vanguardias del siglo XX y XXI...); de ahí que los estilos también cambiasen. Pero ya nunca —al menos como lo percibe la sociedad, al menos en Occidente—, ya nunca el arte ha perseguido un fin distinto al que perseguían los renacentistas mediante su idea de belleza (belleza, digamos, "de tipo proporcional"): hablamos del placer estético.

El placer estético es el propio de quien consume arte, es decir, de las personas. Hoy nos parece un fin bastante lógico, pero hacerlo renacer entonces significó una verdadera revoluciónEn la Edad Media más "medieval", el arte aún cumplía una función casi exclusivamente ritual, religiosa, pretendidamente mágica. En el Renacimiento, centrado en el ser humano, real y de carne y hueso, el arte no solo podía sino que además debía agradar a la mente y a los sentidos. A nosotros mismos.

Como aún sigue haciendo:

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Catedral de Florencia, símbolo del Renacimiento. Brunelleschi diseñó su cúpula a partir del estudio de la cúpula del Panteón romano de Roma (los medievales...¡habían prácticamente olvidado cómo construirlas!). Fotografía de Dennis Jarvis en Flickr (enlace de la imagen original).

La imprenta de Petrucci

X
 

 

 

 

 

 

 

 

La imprenta, en particular, también supuso una revolución para el mundo de la música. Imagina un mundo sin Youtube, MP3, radio ni televisión... ¿Cómo saber cómo era la música de otros lugares diferentes a los de tu ciudad? Pues aún solo había dos maneras de saberlo: o viajando, o a través de partituras. Y ahora las partituras podían ir de un lugar a otro con mucha más facilidad: ya no había que recurrir siempre a las manuscritas, se disponía de una especie de "fotocopiadora" que aceleraba mucho más el intercambio musical (con todo lo que esto conllevaba...).

Obviamente, estas imprentas tenían que ser imprentas especiales, con "tipos" asociados a los símbolos musicales. Como da a entender el cómic, El italiano Ottaviano Petrucci fue el equivalente de Gutenberg en el mundo de la música. Es por ello que, en justo homenaje, se le pusiera su nombre a la mayor base de datos de partituras libres de derechos (la Petrucci Music Library, también conocida como "la wikipedia de las partituras"). 

Como puedes observar en la siguiente imagen, las figuras musicales aún no estaban redondeadas, pero ya existía el pentagrama que aún hoy se sigue usando (en realidad, desde finales de la Edad Media, sustituyendo al tetragrama). 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ejemplo de una plancha renacentista con los tipos móviles ya ensamblados (en la parte de arriba, el resultado final). Imagen tomada de www.musicprintinghistory.org.

Créditos

X

Página redactadad y diseñada por Pablo del Pozo Toscano

Dibujos tomados con fines exclusivamente didácticos a partir de un cómic descatalogado en castellano:

Historia de la música en cómics, de Bernard Deyriès, Michael Sadler y Denis Lémery (Círculo de Lectores, 1985).

Podéis reutilizar cualquier material con la licencia Creative Commons esa.

Todos los vídeos

X

Incluyo aquí una lista de reproducción con casi todos los vídeos insertados en nuestra página web:

Share this site